Las Farc plantean 9,5 millones de hectáreas
con autonomía administrativa; el Gobierno, crearlas solo donde haya seguridad
estatal. Los campesinos tienen su propia idea
EL TIEMPO habló con César Jerez, uno de los
líderes de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina - Anzorc
Marisol Gómez Giraldo / Lunes 18 de marzo de
2013
“¿Las Zonas de Reserva Campesina son
republiquetas independientes?, ¿‘cartuchos’ rurales?, ¿zonas de confinamiento
de excombatientes?, ¿enclaves de campesinos catequizados por la guerrilla?”.
Las preguntas, con base en lo que se ha dicho
de ellas, fueron recogidas con ironía por la Asociación Nacional de Zonas de
Reserva Campesina para convocar una rueda de prensa, en Bogotá, en la que
explicarían qué son. Casi nadie fue, y a los campesinos no les extrañó. Dicen
estar acostumbrados a ser ignorados. Es más, dicen que han nacido como zonas de
reserva porque nadie los vio, nadie los atendió y necesitaron inventar su supervivencia.
La autonomía, afirman hombres como Arcángel
Cadena –de la Zona de Reserva de El Retorno-Calamar y San José del Guaviare–,
les viene “de la ausencia de Estado”.
Ahora están provocando uno de los pulsos entre
el Gobierno y las Farc en La Habana. Ellas piden 9,5 millones de hectáreas para
estas zonas, con autonomía administrativa. El Gobierno se sostiene en que las
creará donde haya seguridad del Estado.
Son parte del tema de tierras, pero al país
urbano las Zonas de Reserva Campesina le siguen pareciendo apenas una densa
expresión que ha saltado a los medios por cuenta de los calificativos polémicos
que han recibido.
Fueron reconocidas por la Ley 160 de 1994. Y
han nacido con desplazados que se tomaron montañas, tumbaron selva, parcelaron
y se instalaron. Hoy, constituidas y admitidas oficialmente son 6, que ocupan 831.000 hectáreas
en seis departamentos. Otras 7, que abarcan 1’253.000 hectáreas, piden
reconocimiento. Y la Asociación Nacional habla de 50 comunidades que aspiran a
ser Zonas de Reserva, con 10 millones de hectáreas y 3 millones de campesinos.
Las han acusado de estar infiltradas por las Farc. La del valle del Cimitarra
fue suspendida en el gobierno de Álvaro Uribe, y varios de los líderes de estas
zonas fueron a la cárcel durante su mandato. Se los llevaron en medio de las
capturas masivas, y muchas de las demandas que enfrenta hoy el Estado tienen
que ver con esos equívocos.
A finales del año pasado, delegados de la
Asociación Nacional se reunieron con generales y el Viceministro de Defensa. A
los campesinos les dijeron que persistían dudas sobre las zonas, por supuestas
infiltraciones de la guerrilla, y ellos pidieron llevar los casos particulares
a la Fiscalía.
Este fin de semana, cientos, de muchos lados
del país, se reunirán en San Vicente del Caguán, desde donde harán una
propuesta a la mesa de paz de La Habana.
Dicen no pretender la autonomía de la que
hablan las Farc, ni ser opuestos a la minería. Creen que la decisión del
presidente Juan Manuel Santos de integrar estas zonas a la revolución agraria
les da esperanzas de que un día el Estado llegue a ellas. Sin embargo, insisten
en ampliarlas porque no ven que esto se logre pronto.
EL TIEMPO habló con César Jerez, uno de los
líderes de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina - Anzorc.
¿Es cierto que pretenden autonomía
administrativa?
En la Asociación de Zonas de Reserva
Campesina, no. Las Farc recogen propuestas de varias organizaciones, y algunas
sí piden autonomía.
Pero se conciben con ordenamiento propio...
Ha sido así por pura necesidad. Lo ideal es
que llegue el Estado, pero no llega. En algunas zonas la gente paga los
profesores, la escuela...
¿Pero son necesarias las Zonas de Reserva
Campesina cuando estamos frente a un gobierno que plantea el imperio de la ley
en todo el territorio?
Esa es una aspiración del presidente Santos, y
ojalá un día lo logre. Pero si usted recorre el país, se da cuenta de que hay
muchas zonas sin soberanía del Estado. Por eso es por lo que ha habido
guerrillas, paras, bandas o grupos que ejercen territorialidad. La gente no
tiene más remedio que hablar con los actores armados para que respeten.
¿No es una exageración pedir 10 millones de
hectáreas como Zonas de Reserva Campesina?
Eso obedece a un cálculo sobre los procesos de
constitución de 50 comunidades.
¿Quiere decir que 50 zonas del país están sin
Estado y quieren hacer su propia vida?
No. Algunas tienen Estado, pero no hay
política de desarrollo rural y los campesinos están a la topa tolondra. Un
ejemplo es Cabrera. Está a tres horas de Bogotá, pero la gente ha tenido que
organizarse a su manera.
Algunos se preguntan por qué sus propuestas
son tan parecidas a las de las Farc...
Nuestras propuestas se plantearon en las mesas
de paz del Congreso y en el Foro Agrario en Bogotá, y por eso llegaron a La
Habana. Nosotros propusimos el fondo de tierras. Y creemos que debe haber
compra del latifundio improductivo.
¿Se sienten representados por las Farc?
Las Farc están poniendo nuestras propuestas en
la mesa. Y el Gobierno, no.
¿Unas zonas limitadas a la agricultura y
vetadas para otras actividades no son un retroceso?
La venta de comida es una actividad económica.
¿Son enemigos de la minería?
No estamos en contra de la minería, pero tiene
que hacerse de manera ordenada y en beneficio de las regiones. Uno no puede
demoler todas las montañas. Debe haber áreas para la minería, para producir
energía eléctrica, para la economía campesina y para la agroindustria.
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@margogir