Campesinos en lucha por su derecho innegable e impostergable |
Participación,
reconocimiento, tierras, garantía de derechos, inversión y paz, son los
referentes de hoy en las luchas campesinas colombianas. Centenares de labriegos
debatieron durante dos días el modelo de desarrollo que quieren para su sector.
En diálogo con LA NACIÓN, algunos líderes campesinos manifestaron sus
perspectivas de desarrollo y de paz
Por Ginna
Tatiana Piragauta G. / Lunes 25 de marzo de 2013
Álvaro
Manzano García es un líder agrario de avanzada edad, proveniente del Valle del
Río Cimitarra. Durante horas viajó a San Vicente del Caguán junto a cerca de
tres mil labriegos colombianos para participar en el Tercer Encuentro de
Reservas Campesinas, un proceso en el que ha trabajado con decisión durante los
últimos 20 años.
Él
cree que las zonas de reserva campesina no nacen de una propuesta del gobierno
nacional, sino que ha sido una lucha de décadas del sector agrario. “Después de
muchas marchas, ejercicios democráticos, manifestaciones y reclamos, en el año
de 1994 logramos que el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de
Agricultura, expidiera la ley 160 o de reforma agraria”, señaló.
“Esta
fue una lucha del campesinado por el desplazamiento de sus territorios y por la
pérdida de sus tierras. Para nadie es un secreto que el 80 por ciento de los
campesinos no tenemos tierras productivas para trabajar, sino que las tierras
están en manos de los ganaderos, grandes palmicultores y de los
terratenientes”, aseguró.
Asimismo,
el líder agrario manifestó que la extracción de los recursos minero energéticos
avanzan hacia las zonas donde están ubicados. “A partir de 1994 empezamos a
trabajar la figura de las zonas de reserva. Hoy decimos con orgullo, con
honradez y con fortaleza, que estas zonas de reserva campesina que hoy se
encuentran constituidas han sido fruto de una lucha campesina, pero también de
los afrodescendientes e indígenas”, expresó.
La
paz
En
momentos de descanso, los campesinos aprovecharon el tiempo para departir y
olvidar sus penurias.“Nosotros tenemos un gran compromiso de avanzar en este
proceso de paz que se está llevando en La Habana. No queremos que se levanten
de la mesa hasta que lleguen a acuerdos. El primer tema de discusión es la
tierra y nosotros creemos que las zonas de reserva campesina con sus
organizaciones, planes de desarrollo y el gran compromiso del campesinado, van
a ayudar a resolver este primer punto de la agenda”.
“Nuestra
propuesta es avanzar mucho más, con la voluntad del gobierno, hasta lograr una
verdadera reforma agraria para que en nuestro país haya una verdadera paz
duradera, para esto necesitamos que se combatan las desigualdades sociales del
pueblo colombiano. Queremos que todo el campesinado se incluya en zonas de reserva
campesina para la regulación de la tierra”, dijo Manzano.
“Hay
una discusión muy fuerte porque un latifundista puede tener cuatro o cinco mil
hectáreas de tierra en cualquier parte del territorio, reconocidas y tituladas;
pero un campesino no puede tener más de dos o tres unidades agrícolas
familiares. Hay una gran contradicción”, aseguró.
Panorama
Asimismo,
el líder campesino manifestó que el sector afronta un panorama desolador. “A
nosotros nos quitaron los modos de producción, la Caja Agraria, la poca
asistencia técnica y con la apertura económica nos trajeron los productos de
otros países, llevando al campesinado a la extinción”.
“Los
cultivos ilícitos llegaron al campo como fenómeno del abandono estatal. La
fuerza pública persigue estos cultivos con fumigaciones, con erradicación, con
judicializaciones. Además, tenemos la confrontación armada en nuestro
territorio por los diferentes actores. Nosotros queremos tener la presencia del
Estado pero con inversión social. Necesitamos sustitución de cultivos por
proyectos productivos estables”, explicó el líder.
“Aquí
vinimos a debatir estos temas y a que se reconozca al campesinado como sujeto
político y se cree una ley de tierras que nos permita tener derecho a un pedazo
de territorio”, aseguró.
‘Así
construimos las zonas de reserva’
Para
Juan Carlos Quintero Sierra, directivo de la Asociación Nacional de Zonas de
Reserva Campesina, Anzorc, el En momentos de descanso, los campesinos
aprovecharon el tiempo para departir y olvidar sus penurias.campesinado
colombiano históricamente ha sido víctima del despojo, la usurpación y la
imposición de los terratenientes, narcotraficantes o latifundistas.
“Esta
guerra ocasionó que los campesinos nos internáramos en las selvas colombianas e
iniciáramos el proceso de colonización. La esencia de las zonas de reserva
campesina es la colonización, huyendo de la guerra. Allí se inició el
fortalecimiento de la organización comunitaria”, aseguró el líder agrario.
“El
derramamiento de sangre fue una constante en el campo. Las zonas de reserva son
una conquista de las luchas agrarias que iniciaron en el sur del país antes de
1994 y que produjeron la ley que las reguló. Esto no fue gratis. Se consiguió
con cárceles, asesinatos, persecuciones y el exilio”.
Juan
Carlos Quintero aseguró que las protestas surgieron por las políticas
económicas que implementó el gobierno nacional y que quebraron al campo
colombiano, porque se sumió en la pobreza cuando aumentaron las importaciones
de productos.
“El
campesinado colombiano no tiene mercado para sus cultivos ni la asistencia
técnica del gobierno. Las marchas también se generaron porque en la
Constitución de 1991 no se reconocieron nuestros territorios, ni la cultura, ni
a los campesinos como sujetos políticos”, manifestó.
Con
las zonas…
A
mediados de los años 90 finalmente se constituyeron las zonas de reserva que
hoy existen en el país. El Pato – Balsillas, Cabrera (Cundinamarca), Valle del
río Cimitarra, Arenal Morales y Alto Cuembí Comandante, en la perla amazónica
del Putumayo.
“No
bastó que se reconocieran. La estigmatización y persecución contra las zonas de
reservas campesinas continuó. En el año 2002, el presidente Álvaro Uribe Vélez,
de manera ilegal, suspendió las reservas campesinas del Valle del río
Cimitarra, en el Magdalena Medio que comprende los departamentos de Antioquia y
sur de Bolívar, el laboratorio del paramilitarismo en Colombia”, aseguró
Quintero.
“Fueron
ocho años de oscurantismo para las zonas de reserva campesina y se convirtió
prácticamente en un delito hablar de las zonas en el Ministerio de Agricultura.
El veto incluyó una estrategia de guerra para acabar con las zonas y su tejido
social. Muchos de los líderes fueron judicializados”, expresó.
Sin
embargo, en agosto de 2010, en la presidencia de Juan Manuel Santos se realizó
el primer encuentro de reservas campesinas en Barrancabermeja. El presidente
envió como delegado a Juan Manuel Ospina quien les manifestó que el gobierno
estaba dispuesto al diálogo, lo cual fue un gran logro para la interlocución de
las comunidades campesinas.
“Se
reactivó la zona del Valle del río Cimitarra y se inició el trámite para la
constitución de los procesos en Montes de María, en La Macarena y en la región
del Catatumbo. Se firmaron varios convenios a través del Incoder para el
estudio técnico de la constitución de las zonas y de sus planes de desarrollo”,
recordó el líder.
Actualidad
Durante
el gobierno de Santos se reactivó la Asociación Nacional de Zonas de Reservas
Campesinas, Anzorc, que convocó al encuentro nacional. Sin embargó, para los
labriegos hay un doble discurso institucional que afecta las zonas de reserva
campesina.
“Encontramos
un veto del Ministerio de Defensa a la constitución de las nuevas zonas de
reserva, cuando no tienen nada que ver con el desarrollo rural. Ellos no
permiten que se constituyan las zonas del Catatumbo, el Cauca y La Macarena
argumentando razones de seguridad nacional”, dijo Quintero.
“Por
un lado se impulsan y se financian las zonas de reserva campesina, pero otro
sector de la institucionalidad las persigue, las señala, las judicializa. Es
preocupante”, manifestó el líder.
La
paz
En
estas dos últimas semanas se ha dado un debate importante a nivel nacional,
porque el primer punto de la agenda de los diálogos de La Habana es el
desarrollo rural y entre estos, están las zonas de reserva campesina.
“La
ultraderecha de este país, los terratenientes y los latifundistas han enfilado
su maquinaria mediática en contra de nuestro proceso, queriendo dejar la
sensación en la sociedad colombiana de que las zonas de reserva campesina son
‘republiquetas’ independientes, enclaves políticos o narcoestados. Nosotros
canalizamos las propuestas a través del foro agrario, ya que la participación
de nosotros como sociedad civil no ha sido posible en la mesa de
conversaciones. Creemos en una salida política a este conflicto, porque el que
más lo sufre es el campesino y por eso es importante nuestra participación”,
resaltó.
‘El
Pato es una experiencia ejemplar’
Edilberto
Prieto es uno de los colonizadores de la zona de reserva campesina de El Pato –
Balsillas. El labriego, de avanzada edad, cree que la experiencia en el sur del
país es un referente nacional, por su organización y desarrollo.
“Las
conquistas que tienen los campesinos y los pobres de Colombia se dan a través
de las luchas. Por eso la zona de reserva campesina de El Pato es ejemplar en
el país. Cuando la constituimos 90 parceleros de algunas haciendas del valle de
Balsillas, en 84.401
hectáreas, construimos nuestros puentes para
transportarnos y los polideportivos para los niños”, recordó.
“Los
proyectos que hemos podido desarrollar en El Pato se han hecho a través de la
construcción de nuestros planes de desarrollo. Hicimos pequeñas carreteras para
que los campesinos pudiéramos sacar los productos a través de vías
comunitarias”, manifestó.
Para
Edilberto Prieto, las zonas de reserva campesina son la única figura en la que
se sienten reconocidos. “Es la única luz que alumbra para la paz de Colombia.
Allí vamos a construir una reforma agraria integral, en donde el Estado va a
tener que invertir recursos”.
“Nosotros
necesitamos salud, educación, tierras y garantías para trabajar. El agro
colombiano está en un segundo plano y sabemos que la figura es la única manera
en la que el Estado nos va a reconocer y la que le va a apuntar a la paz. Los
campesinos somos los que ponemos los muertos. Este proceso ha sido de mucho
sacrificio.
*
Tomado de La Nación: http://www.lanacion.com.co/2013/03/24/por-que-luchan-los-campesinos/