Campesinos en lucha por sus derechos |
Juan
Ricardo Sánchez González / Domingo 10 de marzo de 2013
Después
de 11 días de estoica resistencia en el Líbano, Tolima, culmina un valioso
ejercicio de autentica democracia en el cual participaron alrededor de 4000
campesinos, cafeteros, jóvenes y pueblo en general expresando lo que
probablemente como individuos aislados no conseguirían; la declaración y el
reclamo impetuoso y vehemente de una serie de exigencias históricas que siempre
han sido negadas por los gobiernos de turno. La actual crisis cafetera es sólo
un indicador del caos y la inestabilidad financiera que impera en el sector
agrícola y especialmente en la economía de millares de familias campesinas
quienes día a día, con tesón, esfuerzo y coraje asumen con alegría la labor de
producir los alimentos que garantizan la seguridad alimentaria de toda una nación.
El
lunes 25 de febrero comienza la épica travesía de centenares de campesinos
quienes con algo de tristeza pero con mucha decisión dejan sus familias y
tierras para acudir al llamado y participar de la toma pacífica a la
intersección de la carretera panamericana, ubicada a 50 minutos del casco
urbano, llegaron con sus ollas, plátanos, pertrechos y en medio de la confusión
y de la falta de coordinación empezaron a armar sus cambuches y a prepararse
para librar lo que sería; una prolongada lucha en pro de la defensa de sus
derechos. Ese mismo día luego de una serie de marchas cortas y de tímidos
intentos de plantones en la vía, aparecen la policía antimotines y el criminal
escuadrón del ESMAD, quienes en un exagerado, innecesario y violento despliegue
reprimen duramente a la masa desarmada de campesinos ocasionando heridas de
importancia a varios de los manifestantes. Esa misma noche y durante las 3
siguientes la policía antimotines desbarata algunas de las improvisadas carpas
y sitios de alojamiento.
Durante
los días martes, miércoles y jueves se presentan bloqueos temporales de la vía
y marchas sobre la carretera en dirección Norte (Armero-Guayabal) y sur
(Lérida-Ibagué), ante cada intento de posicionamiento de los manifestantes en
la vía, la policía reaccionó con desafiante arrogancia y en diversas ocasiones
usó gases lacrimógenos y bombas aturdidoras en su contra. No se presentaron
hechos de relevancia además de algunas escaramuzas e intentos de paralizar el
tráfico.
El
día viernes se originaron notables diferencias y contradicciones en cuanto a la
definición de una táctica adecuada que hiciera efectivos y visibles los
esfuerzos y el descontento de los manifestantes, hubo un gran número de
personas que amenazó con salir del punto de concentración si no se lograban
coordinar acciones de hecho con un nivel de mayor contundencia, sin embargo
repentinamente y como respuesta inesperada a sus reclamos entran en la escena
un grupo de jóvenes y campesinos que de forma temeraria y con inmenso fervor se
lanzan como un solo cuerpo sobre las posiciones de los antimotines y sin temer
a la borrasca de gases confrontan y logran despejar la vía de los efectivos
policiales haciéndolos correr en desbandada. Este acto de coraje y valentía
motiva a los campesinos a ocupar de forma permanente la carretera, al escuchar
una voz que con mucha seguridad decía: “ Ahora sí esto es de nosotros ocupemos
lo que nos pertenece”, se organizan comisiones, se estructuran barricadas y se
genera una compacta resistencia.
A
partir del sábado comienza a sentirse la presión y el desgaste propios de la
magnitud la campaña que se desarrollaba, con cada hora que transcurría los
signos de desgaste eran más evidentes, falta de sueño por las difíciles
condiciones para pernoctar, condiciones de higiene poco favorables, amenazas de
juidicialización y de intervención policial entre otros… Hay que decir eso si
que la solidaridad del comercio y habitantes del municipio fue notoria al menos
en cuanto al suministro de víveres, elementos de aseo y utensilios de cocina,
eso sí como decía un campesino “Bendito el señor tenemos comidita para rato”.
Siempre se tuvo una permanente comunicación y la gente estuvo muy informada de
los acontecimientos en materia de negociación a nivel nacional. Ya para el día
miércoles 6 a
través de la decisión de la asamblea general se decide culminar el bloqueo en
consideración de algunas apreciaciones en materia humanitaria y también
producto del evidente agotamiento de los manifestantes. Los campesinos retornan
a sus fincas y parcelas el Jueves 7, con sentimientos encontrados ya que la
negociación entre los voceros y el gobierno nacional no habían concluido, sin
embargo y pese a las adversas circunstancias estos regresaron como verdaderos
héroes a sus tierras.
Se
levanta el paro cafetero después de 11 días de aguante, las consecuencias que
generan un paro son sensibles y muchas personas indudablemente sintieron como
se interrumpió su vida cotidiana, en este país donde la democracia funciona a
medias este tipo de medidas, al menos en nuestro tiempo; son necesarias. Si el
pueblo no es escuchado; este se hace escuchar de cualquier forma. Son
importantes los avances logrados aunque no son definitivos... Nos falta una
mejor planificación de la economía agrícola que propenda por una tecnificación
e industrialización de sus sectores de producción pero no con beneficio para
los grandes explotadores sino para los millares de campesinos trabajadores que
con su esfuerzo garantiza nuestra seguridad alimentaria. Que vivan los
valientes y heroicos campesinos Colombianos!