Discurso pronunciado por César Jerez durante la instalación del
III Encuentro Nacional de Zonas de Reserva Campesina el 22 de marzo en San
Vicente del Caguán
/ Miércoles 27 de marzo de 2013
Un día como hoy, hace 23 años fue asesinado Bernardo Jaramillo Ossa,
en un momento que pudo ser clave para la paz del país. No lo permitieron,
Asesinaron a Jaime Pardo, a Leonardo Posada y a miles de colombianos y
colombianas, llenaron nuestro país de sicarios y de masacres y el poder mafioso
se tomó este país como nunca antes, hasta llegar a tener un presidente. Todo
empeoró. Hoy en Colombia los ricos son más ricos y los pobres son más pobres y
más bastantes. Se repitió el despojo de los comienzos de esta guerra y los
millones de desplazados empobrecidos fueron de nuevo la mano de obra barata de
la acumulación del capital de los ricos en las ciudades.
Los señores de la tierra y los mafiosos mantuvieron la estructura
desigual de la tenencia de la tierra y fueron todavía mucho más terratenientes
con la tierra de los desplazados y se siguieron sentando en el congreso, en las
alcaldía y las gobernaciones. El problema de la tierra nunca se resolvió, por
el contrario la tierra se reconcentró. El iluminado acabó con casi toda la
institucionalidad rural y agraria, persiguió a los campesinos como nunca,
encarceló centenares de dirigentes agrarios, se ensañó con sus organizaciones y
llenos de falsos positivos los territorios campesinos del país. La
"platica" del desarrollo rural la repartió entre reinas de belleza,
latifundistas y los nuevos negociantes del campo.
El modelo acumulado por el paramilitarismo de Estado nos dejó un país
feudal en el campo, agro-negocios sin una relación laboral formal entre el
dueño de la plantación y el trabajador del campo, una élite en el poder que
entrega nuestros recursos naturales del campo, casi gratis, a las empresas
trasnacionales. Por eso necesitan un campo sin campesinos. No hacen falta. Para
ellos este modelo es ideal, para nosotros representa analfabetismo, pobreza,
marginalidad, indignidad. El modelo feudal que nos tienen impuesto en el campo
colombiano no es humano, por eso genera violencia, violencia política de los
que se benefician de ese estado de las cosas y violencia política de los que se
le oponen, violencia social de los empobrecidos, de los miserables, violencia
que debe terminar.
Para terminar esa violencia, hoy estamos, de nuevo, en un momento
clave, tenemos un proceso de paz, tenemos unas propuestas de paz, una mayoría
del país que exige la paz, que clama la paz, los de la paz somos más, los
señores de la guerra son esa élite de siempre, minoritaria, pendenciera,
oscura, que se beneficia de la guerra, que pregona la guerra todos los días, su
discurso es único, es el mismo discurso fracasado, el cuento de acabar la
guerra con más guerra, parecen unos pirómanos administrando un incendio, unos
francotiradores disparándole a las palomas blancas, unos paranoicos con la
pretensión mesiánica de curar este país con más enfermedad.
Durante estas semanas esta élite de innombrables ha enfilado todo su
odio contra nosotros, contra las Zonas de Reserva Campesina, han desinformado a
la sociedad colombiana, la han intoxicado contra nosotros y nosotras. Han usado
a las Zonas de Reserva Campesina para atacar el proceso de paz. Este es el
momento de decir las verdades.
En Colombia, tras décadas de lucha por la tierra del movimiento
campesino y después de que lograran ser reconocidas jurídicamente por el
régimen en la ley 160, existen 6 ZRC formalmente constituidas, las cuales
abarcan tan solo 831 mil hectáreas de tierra.
Otras 7 ZRC con una extensión de 1.253.000 hectáreas
esperan ser constituidas este año. La Asociación Nacional de Zonas de Reserva
Campesina – Anzorc, cuenta actualmente con 50 procesos organizativos y
territoriales que buscan constituirse en ZRC.
A las ZRC campesina se oponen en el Ministerio de Defensa y la cúpula
militar, quienes, como lo hemos manifestado reiteradamente en Anzorc, ejercen
un veto ilegal sobra la constitución y el impulso gubernamental de nuevas ZRC.
También son enemigos de las ZRC los agro-negocios, las empresas petroleras y
minero-energéticas, los uribeños y las mafias, que vienen a ser lo mismo, y
también los ganaderos. El señor Lafaurie, por ejemplo, ha dicho sin sonrojarse
que “las ZRC son los cartuchos rurales del país”, metáfora que grafica la
animadversión que el presidente de Fedegán siente hacia el campesinado y sus
pretensiones territoriales. A la desinformación y la construcción de una matriz
de opinión contraria a las ZRC se ha sumado recientemente el Ministro de
Agricultura, Juan Camilo Restrepo, reviviendo el fantasma de las
"repúblicas independientes", un estigma que tanto daño le ha hecho a
la reconciliación del país.
Las Farc, por su parte y en el marco del proceso de paz, han recogido
muchas de las propuestas de las organizaciones campesinas que aspiran a acceder
a la tierra, formalizar la propiedad, estabilizar las economías campesinas y
reclamar el desarrollo rural mediante las ZRC. El gobierno ha ofrecido un
paquete legislativo y ha incluido a las ZRC en su política de tierras. La
discusión de las partes sobre el papel de las ZRC como una iniciativa agraria
de paz está contenida en el primer punto de la agenda de las conversaciones de
paz sobre desarrollo agrario integral con enfoque territorial.
Para adelantar la efectiva reactivación y potenciar el papel de las
ZRC en la actual coyuntura, en Anzorc consideramos que es necesario:
1. Cumplir con el proceso administrativo de constitución e impulso de
nuevas ZRC en el Catatumbo, el Lozada- Guayabero, en las cuencas de los ríos
Güejar y Cafre, en San Juan de Sumapaz, los Montes de María y el Cesar. El veto
ilegal del Ministerio de Defensa que pesa sobre estas ZRC y sobre las que
buscan constituirse este año debe ser superado de inmediato.
2. Cumplir con los acuerdos y compromisos gubernamentales firmados en
materia de ZRC.
3. Iniciar la ejecución de los Planes de Desarrollo Sostenible –(PDS)
de las ZRC ya constituidas.
4. Garantizar que se respeta la vida de los dirigentes campesinos de
las ZRC con cero impunidad en los casos de violaciones a DDHH en ZRC, suspender
los procesos y montajes judiciales contra las organizaciones que promueven las
ZRC.
5. Suspender las licencias ambientales y los títulos de exploración de
las empresas petroleras, minero energéticas y los agro-negocios en los
territorios campesinos y las ZRC constituidas y de hecho.
6. Suspender y sacar los planes de consolidación cívico – militar de
las ZRC y los territorios campesinos.
7. Suspender los megaproyectos petroleros y minero-energéticos que
propician el desplazamiento y el despojo en las ZRC y los territorios
campesinos, empezando por la hidroeléctrica del Quimbo.
8. Solucionar de inmediato los conflictos territoriales con
empresarios, narcos y latifundistas al interior de las ZRC constituidas.
9. Propiciar una mesa de interlocución con las comunidades campesinas,
indígenas y afro-descendientes para avanzar en la construcción de territorios
interétnicos e interculturales en el Cauca y el Catatumbo.
10. La sustracción de tierras de Zonas de Reserva Forestal de ley
segunda debe quedar supeditada a la creación de ZRC y territorios campesinos
como figuras territoriales autónomas que definen que actividades agropecuarias
y productivas se desarrollarán en sus territorios.
11. El gobierno debe iniciar ya un proceso de articulación
institucional que posibilite la interlocución útil con las organizaciones de
las ZRC para generar respaldo institucional, garantías y el inicio de la
ejecución de los Planes de Desarrollo Sostenible.
Además es necesario alcanzar acuerdos entre las ZRC y las partes del
proceso de paz para:
1. Garantizar el acceso a 10 millones de hectáreas, en una primera
fase, para la constitución y el impulso de nuevas ZRC como parte de un Fondo de
Tierras.
2. Constituir un Sistema y un programa nacional de ZRC.
3. Avanzar en la constitución de las ZRC como figuras territoriales
con un nivel de autonomía que garantice el ejercicio de la territorialidad
campesina.
4. Crear un Fondo nacional de financiación de territorios campesinos y
de las ZRC que garantice la ejecución de los Planes de Desarrollo Sostenible y
el Programa Nacional de ZRC.
5. Complementar estas iniciativas con la realización de un catastro
especial para ZRC y con la nueva institucionalidad campesina que se requiere
para hacer viables las ZRC y los territorios campesinos.
6. Sacar de las deliberaciones sobre ZRC y Desarrollo Agrario integral
con enfoque territorial al Ministerio de Defensa.
Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina –
Anzorc