martes, 30 de abril de 2013

Crucito, Tierralta, Córdoba Éxito de la acción humanitaria a pesar de la Fuerza Pública




Camilo Raigozo

Inmensa satisfacción dejó tanto en las delegaciones visitantes como en las comunidades anfitrionas, la Primera Acción Humanitaria realizada durante los pasados 26 y 27 de abril en el corregimiento Crucito, municipio de Tierralta, Córdoba, a la que asistieron más de 900 personas.

Delegaciones de Bogotá, Medellín y Barrancabermeja, intercambiaron fraternalmente experiencias, saberes y ante todo lasos de solidaridad con las comunidades de Crucito, venidas de unas 45 veredas, 25 de ellas del mismo corregimiento.

Una veintena de jóvenes universitarios dictaron durante los dos días 14 talleres sobre diferentes temas y problemáticas de la zona. Así mismo los niños participaron de ejercicios de aprendizaje y recreación. La comunidad denunció que a esta altura del año lectivo ninguna de las 25 veredas cuenta con profesor alguno por negligencia de los gobiernos local, departamental y nacional.

Más de 100 denuncias sobre violaciones a los derechos humanos fundamentales e infracciones al Derecho Internacional Humanitario cometidos por el Ejército y la Policía, fueron recibidos por una comisión de abogados. 

Asesinatos, desapariciones, amenazas, restricción de alimentos y medicinas; montajes judiciales, pillaje; fumigaciones aéreas con glifosato; ocupación de bienes civiles y estigmatizaciones, fueron entre otros los casos con mayor número de denuncias.

Gran número de estas quejas fueron contra la hidroeléctrica Urrá, a la cual señalaron de haber cometido estafa, engaño, desplazamiento, amenazas, incumplimiento y haber utilizado la estrategia paramilitar, para expulsar a campesinos. Paradójicamente El Crucito, ni ninguna otra población y veredas aledañas a la represa cuentan con red de energía eléctrica.

Tampoco cuentan con acueducto y servicio de salud. La persona que se enferme tiene que dejarse morir, pues el médico más cercano se encuentra en el casco urbano de Tierralta, a más de 6 horas desde las veredas. La mayoría de las veces los enfermos son remitidos a Montería o Medellín haciendo más caótica la situación de los labriegos, ya que los costos de transporte por persona es cercana a un millón 500 mil pesos.

Atropellos del Ejército y la Policía

Además de los atropellos contra los moradores y las personas que prepararon en Tierralta y Crucito la acción humanitaria, por parte del Ejército y la Policía, en el desarrollo de la misma se volvieron a presentar hechos como los siguientes:

En el casco urbano de Tierralta, los buses que formaban la caravana fueron detenidos y fotografiados por la Policía. Los policías aseguraron que era parte de un control rutinario. En Puerto Frasquillo, corregimiento de Tierralta, el Ejército Nacional pretendió realizar un empadronamiento a los integrantes de la acción humanitaria.

El 25 de abril, al llegar a Crucito se encontraron al menos 12 militares bajo el mando del mayor Luis Hernández y del Sargento Gómez, pertenecientes al Batallón Bacon 33 de la Brigada Móvil 24. Los militares interrogaron a varios miembros de la comisión y tomaron abundantes fotografías de la comunidad.

Al día siguiente, 26 de abril en horas de la mañana, el Ejército pasó nuevamente por el corregimiento y fotografió a las personas y al espacio donde horas más tarde se desarrollaría el evento.

Así mismo se presentaron hostigamientos contra los campesinos que se dirigían a Crucito provenientes de varias veredas, así como contra líderes campesinos y organizadores de la acción humanitaria.

Con ocasión de los preparativos de la Acción Humanitaria, el Ejército Nacional emprendió una feroz campaña de desprestigio y desinformación de la misma y contra las y los líderes sociales y comunitarios de la región. “Esta acción humanitaria es iniciativa de la guerrilla”, dijeron.

La Fuerza Pública llegó al extremo de desmontar de manera abusiva la publicidad que se había instalado en varios lugares del corregimiento. Miembros de la Asociación Campesina para el desarrollo del Alto Sinú, Asodecas, fueron retenidos por los militares, requisados y su documento de identidad verificado.

Cuando las delegaciones regresaban a sus lugares de procedencia una vez terminada la acción humanitaria, al arribar a Puerto Frasquillo fueron filmadas y fotografiadas por militares, algunos de estos disfrazados de payasos.