el espejo de un río donde se va reflejando la esperanza |
Diario de campo de la tercera escuela de
líderes del Catatumbo
El Catatumbo, lecho de bravía dignidad
Asociación Campesina del Catatumbo / Lunes 4
de febrero de 2013
Son las cuatro de la mañana, un fuerte aplauso
acompañado con un “vamos compañeros” apresura a los desprevenidos y despierta a
los amantes del sueño que lidian con sus recuerdos y esperanzas, viene el tinto
y como si fuera la sensación original de la mañana se transforma todo en pocos
segundos. Desaparecen las carpas, las hamacas y toldillos que impedían el paso
por la noche. El concierto de ronquidos es reemplazado por el sonido de un
radio de 12 bandas sintonizando con esfuerzo radio habana.
Afuera no se escucha mucho, desde el 99 La
Gabarra, dejo de ser un pueblo prospero y ruidoso, las huellas del
paramilitarismo no han sido borradas de las pocas familias que habitan tan
desolado pueblo. Despertar ahí más que un acto político, era una muestra de
dignidad, de memoria, de amor. Si supieran cuantas líneas faltan para
comprender tan cruento pasado. Pero ahí estábamos, más de treinta personas
dispuestas a no dejar morir al Catatumbo, a continuar alimentando la dignidad
que lo distingue.
Estábamos ansiosos, el día anterior se había
dañado el motor de la lancha y tuvimos que dormir en la gabarra esperando a que
lo repararan, debido a esto teníamos un retraso de 12 horas, pero teníamos un
plan, la idea era “sencilla”, pasábamos el control fluvial de la infantería a
las 5:00 AM, a las 5:30 el control de la guardia fronteriza venezolana y luego
de escasas cuatro horas llegaríamos a nuestro destino. Después del almuerzo ya
tendríamos el cronograma modificado y con una hora menos de sueño lograríamos
realizar la escuela de líderes en el tiempo estipulado.
Nos demoramos mas en subir a la lancha que en
sentir el peso de Murphy en la espalda “cuando piensas que todo está mal, puede
pasar algo peor” , la infantería nos había cañado, solo dejaría transitar
lanchas desde las seis de la mañana, y no a las cinco como le habían informado
al Boga el día anterior. Los amantes del sueño sintieron un poco de rabia, pero
ya los viejos líderes campesinos presentían algo. Media hora más media hora
menos después de un viaje por tierra de 18 horas no es mucho. “listo ya son las
seis dijo el primero”, “faltan cinco dijo otro” mientras cuadraban la hora
entre los campesinos se veían algunos rostros con cara de sala de espera.
Nos presentamos al control y de inmediato
sentimos la particular hospitalidad de la infantería colombiana “Buenas tardes,
necesitamos que se bajen y nos entreguen las cedulas”, como ya sabíamos que eso
iba a pasar, veníamos acompañados por dos voluntarios catalanes, que trabajan
para una agencia internacional de derechos humanos, al momento de bajar, los
catalanes se presentaron al mando de turno y con rapidez comenzaron a ejecutar
el protocolo que habían aprendido en su instrucción, en Barcelona. La cosa era
seria no solo querían revisar las lanchas en las que íbamos, sino que querían
registrar en un libro, los nombres y números de identidad de todos los que
estábamos en las dos lanchas.
A esta
práctica se le denomina empadronamiento, es una treta sucia en donde los
militares excusándose en mentiras recolectan los datos de las personas que
consideran contrarias y luego son utilizados en montajes judiciales, falsos
testimonios y hasta mensajes radiales, para señalarlos como terroristas y
amedrentar la organización campesina.
Cabe anotar que cada vez que un campesino
conoce y quiere defender sus derechos fundamentales o alguien lo hace por él,
todos!!! Absolutamente todos los militares se convierten en expertos
magistrados de DIH, curtidos legisladores constitucionales o en el caso más
patético en tristes tinterillos repitiendo una y otra vez con riesgosa
exactitud lo dicho por un superior. En fin llevábamos más de una hora en el
reten, ya estaba comenzando a calentar el sol y habíamos visto pasar unos tres
mandos argumentando de manera distinta un porqué del registro de cada uno de
los campesinos, solo pudimos salir de este embrollo cuando un mando superior
vía telefónica ordenaba darnos paso sin registrarnos, sin más ni más, los
fervorosos magistrados de toga pixelada desaparecieron.
“nos fuimos pito” exclamo un campesino, de
inmediato arrancamos a toda velocidad, rumbo a caño azul, un lugar que
curiosamente es hermoso por las diversas tonalidades de verdes que se
encuentran, llegamos al control fluvial de los venezolanos, luego de 10 minutos
de sermón con acento venezolano, nos dejaron pasar libremente, si bien los
soldados de frontera no son como los colombianos tampoco son de fiar, ya que
tienen el signo pesos en cada mirada y cualquier falla te la cobran,
literalmente.
Déjenme decirles que una de las oportunidades
más bonitas para ver el rio de Oro es en verano, la angustia de encallar en una
montaña de arena contrasta con la oportunidad única de ver los peces en hordas
nadando bajo el agua, contemplar la vida que representa el rio en su totalidad
y hacer parte de un paisaje que cualquier expedicioncita de la National
Geographic envidiaría. Poco a poco el paisaje hace que uno valla sintiendo el
porqué de tan decidida lucha y lo que implica no perder este tesoro. Luego de
cuatro horas de viaje, llegamos a caño azul, en seguida entendimos que una
sencilla y pequeña escuelita, sería nuestra ágora Catatumbera por los próximos
tres días.
Llegada la tarde dimos comienzo a la escuela,
debido a los problemas de tiempo el que se suponía era el ultimo ponente se
convirtió en el primero, era un profesor de la universidad nacional aunque
cansado por el viaje, no le vio problema a comenzar con la sesión, de manera
fluida y clara comenzó a explicarles a los campesinos la importancia del materialismo,
poco a poco el aula se colmo de preguntas, es bien sabido que la vida de un
campesino está llena de mitos, ritos, guacas, embrujos y demás. Evidentemente,
no se pudo explicar, como el agua bendita permanece “fresca” después de varios
años en una botella de Postobon o cual era el químico que utilizaba el brujo
para “bendecir” el ganado y evitar que las garrapatas lo invadieran. Al final y
sin arrebatar la fe de muchos campesinos, muchos de ellos quedaron fascinados
con la explicación.
Al segundo día, fue desarrollado un ejercicio
de análisis de coyuntura, las problemáticas a tratar eran claras, el primer
punto de los diálogos en la habana, los efectos de la práctica de mono cultivo
de palma aceitera en los territorios despojados por la violencia y la visión
extractiva que proyecta el gobierno para la región. Dentro de tantas
intervenciones, no dejaba de impresionarme que en una región con alto nivel de
analfabetismo, se realicen análisis políticos tan bien estructurados, dignos de
un aula universitaria. Llegada la tarde y después de varias horas de charlas y
dinámicas que se realizaron en el taller de oratoria, llego la hora del baño,
la hora más esperada para todos, después de una larga jornada de trabajo la
sensación de peces diminutos en las piernas y la corriente fría en la espalda
fue un relajante bastante agradable para todos. Culminamos nuestro segundo día
de formación, viendo la película Cóndores no entierran todos los días, mientras
descansábamos en hamacas guindadas de las ventanas de la escuela.
4:00 am, ya es sábado, algunas mujeres de la
vereda se ofrecieron para ayudarnos con la cocina y se escuchan sus charlas en
el fondo, no es molesto, es ameno, pocas veces se siente alegría al despertarse
a esa hora de la mañana. Debido al número de participantes nos solicitaron el
día anterior, ayuda en la “rancha”, aunque cansado y un poco sentido porque no
iba a estar presente en la sesión de problemáticas agrarias, me levante de
inmediato y acompañado de un amigo con el sueño todavía en la espalda, nos
pusimos en la labor de ranchar.
Mientras hacíamos el desayuno aparecían
lentamente, los compañeros de estudio, no faltaron los chistes acerca de que
los bogotanos íbamos a estropear la comida, pero el ambiente se puso muy ameno,
la rancha a diferencia de una cocina en la ciudad, es un lugar de encuentro y
de tradición oral, mientras fritábamos arepas escuchamos como habían llegado la
gente desplazada a la vereda y que experiencias habían tenido con la comunidad
Bari. De vez en cuando, se escuchaban de lejos las intervenciones de los
compañeros, nos acercábamos a escucharlas, algunos nos preguntaban qué habría
de almuerzo y de inmediato volvíamos a nuestras labores. Ese día después del
baño, proyectaron Retratos de un mar de mentiras, con todas las reflexiones
agrarias hechas por la mañana, las conferencias de organización en la tarde y
los recuerdos a flor de piel, brotaron las más sentidas intervenciones, la
mayoría de los asistentes eran desplazados, a algunos se les quebraba la voz al
hablar, pero en todas las ocasiones reivindicaron el papel que jugaban frente a
la impunidad y la importancia de la asociación para ellos.
El domingo todos los campesinos tenían que
estar en el aula, ellos tenían que realizar un balance minucioso del año y de
la escuela, esto significaba, que la rancha estaba en la responsabilidad de los
talleristas, no sé si algunos compañeros alcanzaron a dudar de las cualidades
culinarias de los bogotanos, pero de la comida que se hizo ese día no quedo ni
la pega por la noche, a todos les encanto y casi todos repitieron. Ese día los
campesinos que colaboraban en la logística de la escuela nos tenían una
actividad a cada uno, nos enseñaron a bajar racimos de plátano, a tener
equilibrio para transportarlos cuando se pasa por las quebradas, a manejar
lancha, moto sierra, a cortar bien la leña con un hacha y hacer los populares
chontos. Fue tanto el entusiasmo que se le dio a las labores, que sobro leña,
sobraron racimos y se hicieron chontos muy profundos.
Al otro día, cuando estábamos culminado el
balance, comenzaron ha asomarse rostros con notable curiosidad en el salón de
clase, poco a poco se fue colmando de gente la escuela, gente a la cual se le
notaba el trabajo, lo digo porque al recostarse en las varillas de los
ventanares, se podían ver a mediana distancia cayos y cicatrices en todas las
palmas de las manos. Sin notarlo varias mulas estaban amarradas en la parte
posterior de la escuela y cuando me estaba preguntando quienes eran sus dueños
aparecieron de la selva, no dos, sino una decena de campesinos con enormes
palos afilados en sus puntas, de repente se reunieron y recibiendo instrucción
del mas baquiano, comenzaron a sacar de unos baldes de plástico, inmensos
pedazos de carne, ¡gigantescos! , aceleradamente comenzaron a ensartar los
trozos gigantescos, en los palos gigantescos, mientras con el fuego de nuestra
rancha, hicieron una hoguera gigantesca.
Los sonidos de los motores de las lanchas
comenzaron a rodear el espacio donde estábamos, brotaban de la pequeña entrada
del terreno de la escuela decenas de campesinos, ante tal afluencia de gente,
nos reunimos toda la comitiva, cerramos el balance y nos preparamos rápidamente
para recibir a más de 200 personas pertenecientes a las veredas de Caño
Mariela, caño tomas, bella vista, caño Ramón de Teorama, Caño Azul,
Cooperativa, Palmitas, Caño Escondido de Convención, el Comité de mujeres de
Rio de Oro y el Concejo Comunal Simón Bolívar.
Los pobladores estaban allí para escuchar
varios temas, primero las reflexiones acerca del plan Consolidación territorial
promovido por el ejército, escuchar en que va la Zona de Reserva Campesina del
Catatumbo y analizar la labor de Derechos Humanos desarrollada por ASCAMCAT.
Después daríamos paso a una jornada de integración entre ellos y los que estaban
recibiendo la escuela política. Despues de esto, de manera solidaria, serían
los anfitriones de un gran asado llanero, para amenizar la jornada. Para no
quedar con las manos cruzadas, algunos compañeros se postularon para hablar,
otros para cantar y hasta para jugar futbol con los equipos que habían llegado
a la integración.
Antes de empezar la jornada rendiríamos un
minuto de aplausos al compañero Orlando Sánchez, el cual había fallecido hace
poco y se destacaba por su admirable e infatigable esfuerzo en la lucha
campesina del Catatumbo y la defensa en derechos humanos de los campesinos. Un
gran líder que sin preverlo se ausentara materialmente del trabajo
organizativo, pero vivirá como ejemplo pujante en la región.
Acto seguido las palabras de la junta
directiva y del equipo técnico de la asociación, este espacio es vital para el
proceso organizativo, los datos y el discurso académico colaboran bastante,
pero la legitimidad del discurso la hacen los líderes campesinos que en sus
palabras, con sus ejemplos y lo más importante con su imagen campesina, son los
que generan el vínculo entre la organización y la comunidad.
Después de varios aplausos vimos a uno de
nuestros compañeros explotar su lado artístico, el hombre que en todo el viaje
parecía muy callado, sorprendió de inmediato cuando comenzó a cantar, empezó
con una de Ali Primera y termino con una de Garzón y Collazos, realmente fue un
momento muy emotivo. Pero la parte artística no termino ahí, apenas se bajó uno
se subió el otro, mejor dicho los otros, de la escuela había nacido una
agrupación de sorpresa, acompañados con una armónica, una guacharaca de pvc y
una sencilla guitarra, Don Pablo quien había dado un bello discurso hacia unos
minutos, comenzó a cantar, es impresionante la cantidad de compositores que se
encuentran en la región, pero mucho más lo que logran componer y en eso Don
Pablo se destaca.
El sentir campesino se respiraba en pleno,
olor a ternera a la llanera, hojas de plátano como vajilla, campesinos tocando
coplas originales y la fastuosa naturaleza enmarcando todo el panorama. Todo
esto reunido por una sola razón, la protección del Catatumbo, de su naturaleza,
de sus recursos, de sus gentes y de su historia de lucha. Ese en realidad era
el mejor escenario para sentir lo que representa el Catatumbo, un lecho de
bravía dignidad. Así culmino la tercera escuela de líderes de ASCAMCAT, en
medio de una gran celebración, coplas y vivas, diciéndole al mundo y a sus
gobernantes, que están allí, prestos a transformar lo que quisieron arrancar
con la violencia, que están dispuestos a materializar el sueño de Bolívar y que
no dejaran que la figura del campesino colombiano desaparezca, porque son
conscientes que sin ellos, desaparece el campo como lo conocemos y no habrá
mucha Colombia porque luchar.
Notas:
1. La
Ley de Murphy es una forma cómica y mayoritariamente ficticia de explicar los
infortunios en todo tipo de ámbitos.
2. Conductor de lancha de rio.